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Esta playa es, sin lugar a dudas, una de mis favoritas en la zona. Los paseos por la orilla y las vistas son simplemente encantadoras y serenas. Te imploro que trates este lugar con respeto y preservemos su encanto natural. ✨️
Mientras viajábamos de norte a sur, nos aseguramos de detenernos en cada punto de vista, empezando por el punto de vista de los elefantes marinos, ya que lamentablemente el escondite estaba cerrado durante nuestra visita. Este escondite solo está abierto dos horas, tres días a la semana. Para aquellos que necesiten baños públicos, la playa estatal de William R. Hearst es la opción más cercana. Además, esta playa brinda acceso al muelle, que se puede divisar desde la carretera 101. Nos sorprendió gratamente encontrar que los baños estaban bien mantenidos, con cuatro cabinas individuales. Vale la pena señalar que hay un baño ubicado en cada esquina del edificio. Durante nuestra visita, observamos varios grupos disfrutando de picnics en las diversas mesas dispersas por todo el sitio.
La playa es absolutamente hermosa y el paseo marítimo que conduce a la bahía es simplemente encantador. Se le brindarán vistas impresionantes de la costa y de la playa misma. Los baños están impecablemente limpios y muy bien cuidados. Este es el lugar perfecto para disfrutar de un picnic o tomar un descanso rápido mientras se cruza por la Carretera 1.
¿Buscas el lugar perfecto para pasar tiempo de calidad con tus seres queridos o amigos peludos? ¡No busques más que esta playa! El estacionamiento está convenientemente ubicado y, lo mejor de todo, no hay tarifas de las que preocuparse. Al final de la playa, puedes explorar un sendero que conduce a San Simeon Pointe. El sendero es fácil de navegar y ofrece vistas impresionantes del Castillo de Hearst. Y si estás de humor para un paseo tranquilo, el muelle es un lugar imprescindible para disfrutar de las impresionantes vistas. ¡No te pierdas esta maravillosa experiencia en la playa!
La playa es tolerable, pero apenas excepcional. Es gratuita para su uso, pero no esperes nada extraordinario. Hay un sendero que se adentra en propiedad privada, técnicamente accesible al público, pero apenas vale el esfuerzo. Las vistas son decentes, pero los árboles son poco notables. En general, es una experiencia decepcionante.