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Aunque no hay mucha información disponible debido a su condición de organización sin fines de lucro, recomiendo encarecidamente visitar esta playa durante la temporada de tortugas. El personal nos recibió con calidez e incluso nos invitó a participar en la liberación de algunas adorables tortuguitas. No dudes en mostrar tu apoyo a estas maravillosas criaturas.
La playa está custodiada por tortugas carey, lo que proporciona una experiencia impresionante. Aunque no está permitido tocar a las tortugas, es un deleite acompañarlas en su camino hacia el mar. Estas magníficas criaturas llegan de mayo a noviembre para poner sus huevos, los cuales son registrados y monitoreados cuidadosamente en el campamento. Después de 50 días, los huevos eclosionan y las crías son liberadas al mar por la noche para evitar las gaviotas. Esta cooperación voluntaria asegura la seguridad de las tortugas y permite una experiencia verdaderamente notable.
La playa es una vista exquisita de contemplar, con su apariencia prístina e inmaculada. El personal es sumamente amable y hospitalario, lo que hace que su estancia sea aún más placentera. Sin embargo, la playa no es ideal para nadar, ya que la orilla está plagada de rocas.
A lo largo de las costas, numerosas sociedades hacen grandes esfuerzos para garantizar la supervivencia de las vulnerables tortugas marinas. A medida que mayo llega a su fin, la mayoría de estas comunidades cierran sus puertas y solo unos pocos miembros del personal permanecen para vigilar la situación.
El lanzamiento de las tortugas carey fue una experiencia inolvidable y sobrecogedora. Se cobra una pequeña tarifa de 30 pesos por pasar por una propiedad privada, pero se recomienda apoyar al campamento para sus gastos. El tiempo que se pasa allí es verdaderamente placentero, y si se desea, se puede solicitar permiso para acampar. Sin embargo, no es aconsejable nadar debido a la abundancia de rocas. A pesar de esto, la vista es absolutamente impresionante y vale la pena disfrutarla.