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Aunque el puerto no está específicamente diseñado para el turismo y las playas pueden no ser la principal atracción, siguen siendo agradables. El agua es prístina y apenas se encuentra basura. Además, no hay papeleras a la vista, lo que contribuye a la limpieza general de la zona.
La playa está impecablemente cuidada, con suaves y reconfortantes olas acariciando la orilla y una arena sedosa y suave bajo los pies. No obstante, es recomendable preguntar por los precios antes de instalarse o solicitar cualquier servicio, ya que el personal de la playa podría carecer de motivación.
La playa es indudablemente hermosa, pero se podría mejorar en cuanto a la limpieza. Además, la disponibilidad de baños y duchas es limitada, lo que puede resultar incómodo para los visitantes. Los palaperos que venden bebidas en la playa tienden a cobrar de más e incluso agregan una tarifa extra por el servicio de camarero, lo que puede ser frustrante para aquellos que buscan disfrutar de una bebida refrescante. El precio de 220 pesos por estas bebidas es bastante elevado y puede que no valga la pena para algunos.
La costa ostenta una belleza exquisita e incomparable, y el agua es agradablemente cálida y cristalina. Desafortunadamente, hay un solo vendedor de bebidas que parece acechar a los visitantes desprevenidos. Cuando preguntamos por los precios, afirmaron ser nuevos y cobraron tarifas exorbitantes, incluso insistiendo en una propina obligatoria.
Esta playa tranquila ofrece una atmósfera serena en la que los visitantes pueden traer sus propios refrescos y aperitivos. Los precios de las bebidas disponibles son exorbitantes, lo que hace más práctico traer los propios. La línea de costa está adornada con conchas marinas y las olas son suaves, creando un ambiente pacífico.