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Durante mi viaje desde Cannes hasta Monte Carlo, hice una breve visita a la playa de guijarros. Fue una experiencia refrescante ya que era diferente de las playas de arena en Cannes. La playa tenía un encanto y carácter únicos que la distinguían de las demás.
Durante nuestra aventura por Italia y Francia, optamos por el camping salvaje y buscamos lugares donde pudiéramos dormir bajo el cielo abierto o en nuestra fiel tienda. Esta playa nos brindó una sensación de seguridad y serenidad mientras nos dormíamos al sonido de los pescadores locales y los residentes joviales disfrutando de sus comidas en toallas o mesas improvisadas. Aunque no había vestuarios ni baños disponibles, teníamos a nuestra disposición una ducha. El ambiente era agradable y superó nuestras expectativas en comparación con otras playas a lo largo de la Costa Azul. Fue peculiar descubrir un lugar prístino y aparentemente sin gestión. Además, la playa no estaba abarrotada, ofreciendo un amplio espacio para todos los visitantes.
La playa está bien mantenida y tiene suficiente espacio para que los visitantes se relajen. Además, la playa está adornada con hermosos paisajes. Vale la pena señalar que la playa tiene piedras ligeras, lo que agrega a su encanto único.
Actualmente, la playa es deliciosamente serena en las mañanas debido a la pandemia. El recorrido desde el aparcamiento público hasta Marina Baie des Anges abarca aproximadamente 4,2 km, pero el agradable paseo por el océano lo hace sentir más corto. El recorrido de ida y vuelta dura alrededor de una hora y media, y la experiencia puede ser un poco exigente para los tobillos y las pantorrillas debido a las piedras en el camino. Aunque los restaurantes están cerrados, algunos visitantes aprovechan el clima soleado llevando su propio almuerzo o haciendo un picnic en la playa.
Ideal para un picnic familiar, esta playa ofrece una maravillosa oportunidad para estrechar lazos con tus hijos. Mi hija y yo disfrutamos pasar nuestros miércoles aquí, construyendo castillos de arena y jugando con piedras en la orilla. La vista es sencillamente impresionante, sin embargo, desafortunadamente, a veces la playa está plagada de excrementos caninos. Además, la proximidad de las vías del tren y la carretera pueden dificultar sumergirse completamente en el entorno tranquilo.